La que habla con la verdad
Jun sentía que algo la roía por dentro, que algún veneno estaba matando su alma lentamente. Cómo si alguien la estuviera persiguiendo, no podía estar quieta en ningún sitio y era incapaz de concentrarse en nada. Vivía en constante inquietud,
Aquél joven había conseguido un trabajo en la taberna...ayudaba al posadero, un hombre algo mayor, a cargar los pesados fardos que compraba a los comerciantes. También ayudaba a la esposa del posadero, que era la cocinera de la posada, cuando no había nada más que hacer. Cuando ninguno de los dos necesitaba su ayuda, salía a la puerta de la posada y se recostaba en unos maderos que había cerca. Desde allí podía observar a Jun. La muchacha, nerviosa, en ocasiones trabajaba el campo. Desde los maderos el chico la veía pelearse con los animales y desistir de hacerlos entrar en razón. La veía patear el suelo y suplicarle al campo que hiciera las cosas por sí mismo. La veía maldecir y, finalmente, caer al suelo llorando.
Un día, decidió acercarse a echarle una mano. La chica se peleaba con el buey, que no quería ponerse a trabajar. El animal no entendía lo que Jun intentaba decirle.
-"No te entiende...lo estás tratando cómo si fuera un buey." - le dijo el joven mientras se acercaba a la valla de la casa de la familia de Jun.
-"¿Q...que?" - los padres de Jun observaban temblorosos como su hija se reincorporaba al mundo.
-"Intenta pedirle que trabaje, díselo como se lo dirías a un compañero, a un amigo." - Jun lo miraba asustada - "Vamos, ¡inténtalo!"
Jun miró al buey, que se estaba comiendo todo lo que pillaba y, acariándolo suavemente, le dijo:
-"Va...vamos...que ha...hay que arar el campo..." - le temblaba la voz.
El buey la miró un momento y, acto seguido, comenzó a caminar en linea recta arrastrando el arado. La pobre Jun no entendía nada.
-"¿Lo ves? Estabas descargando tu enegía negativa sobre el pobre animal en lugar de decirle lo que querías que hiciera."
La chica lo miraba con rabia. "¿Energía negativa? ¡Que sabrás tú!", pensaba. El joven pudo sentir su rabia y entendió el mensaje.
-"Perdón, sólo pretendía ayudar. Te dejo trabajar, espero que volvamos a vernos." - le dijo con una sonrisa.
Jun no podía dormir. Tampoco podía estar despierta. Sus fantasmas no descansaban, la perseguían continuamente y su vida era un auténtico infierno. En casa, sus padres se veían incapaces de entender qué le pasaba y no tenía amigos. La única persona que le importaba era Xia, y ya no iba a verla nunca más. Además, aquél joven recién llegado la sacaba de quicio. ¿Por qué no podía dejarla en paz? La cabeza le iba a explotar...y una noche decidió acabar con todo de un plumazo. Había estado observando al joven y sabía que por las noches paseaba junto al río para relajarse. Se escondió entre los matorrales y esperó a que pasara. Finalmente el joven apareció y Jun le salió al paso.
-"¡Aaah!" - la aparición de Jun sobresaltó al joven - "Menudo susto me has dado..."
Ésas fueron sus últimas palabras. Jun acabó con su vida en unos segundos mientras algo horrendo crecía en su interior. Abandonó el cuerpo sin dedicarle ni siquiera una mirada y volvió al pueblo para terminar su nuevo plan. Minutos despueś cundía el pánico en la aldea, se habían originado fuegos en algunas casas. Jun, fuera de sí, comenzó a matar a los aldeanos sin piedad ya fueran hombres o mujeres, adultos o niños...no hizo distinciones. La aldea ardió y no hubo supervivientes.
Cuando el maestro Chen, que había estado en las aldeas vecinas comprando algunas cosas, volvió al lugar se quedó petrificado. Nada más se supo de Jun. El maestro Chen dedicó los últimos años de su vida a buscarla porque ni siquiera hubo manera de saber si seguía viva o no.
Apago el último cigarro mientras acabo de escribir esto, tirado en la cama...y es entonces cuando me doy cuenta de que yo no fumo.
Ni siquiera puedo llorar...
Wu Ying Ren 死
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