Sí, lo era. Hasta que me hincharon los cojones. Tenía una vida normal...algo enrevesada, sí; pero sin complicaciones. Sin embargo, hay gente que parece que no es capaz de darse cuenta que hay ciertas cosas en la vida que es mejor dejar donde están. A un hombre puedes insultarle, escupirle, darle una paliza o incluso puedes obligarle a darse una paliza a sí mismo. Puedes reírte de sus desgracias y también puedes provocarlas. Puedes odiarle a muerte, o mirarlo fijamente con el ceño fruncido intentando provocar que...un piano salido de la nada le caiga encima. Pero hay algo que nunca debes hacer: joderle su coche. Y menos, cuando el mencionado automóvil es MI coche y, por consiguiente, YO soy su dueño.
Cuando tenía unos años menos, me moría por que alguna chica me hiciera caso. Cómo eso nunca ocurrió, me compré un coche. Para ser exactos, un Ferrari Dino 246 GTS...todo un clásico. No preguntéis cómo, ni yo mismo me lo creo. El caso es que estaba en el momento justo y en el lugar adecuado...y no, no lo robé, soy el legítimo dueño. Cómo soy un nostálgico, y echo de menos una fémina en mi vida, lo llamo cariñosamente "Gina". Pero alguien ha decidido joderme y ese estúpido alguien ha tenido la genial idea de ensañarse con la pobre Gina. Me acababa de beber un sucedáneo de café (mi especialidad), y salía por la puerta de mi casa cuando exclamé algo que llevaba tiempo queriendo exclamar:
- "¡Maldita sea su estampa!" - dije, alzando un puño agresivamente - "Gina, ¿qué te han hecho? ¿Quién ha sido el desgraciado....?"
Creo que llegué a esperar que el coche me respondiera. Demasiada televisión. Le habían pinchado las ruedas, que ahora estaban sentadas comodamente en los asientos (que habían sido previamente desgarrados), dispuestas para salir de marcha. Alguien debería explicarles que...bah, es igual. Cristales rotos, pintura rallada...pintura muy rallada...puertas arrancadas... Sólo se me ocurre una palabra para definir el conjunto: obsceno. Tan obsceno que sólo pude salirme de mis casillas, y no suelo hacerlo porque ya sabéis aquello de "el que fue a Sevilla, perdió...erm...sus casillas...".
- "¡Mal rayo me parta si no vengo esta afrenta!"
...
Vale. De acuerdo, no hablo así. En realidad dije algo menos shakespiriano...
- "¡Su puta madre! ¡Se van a cagar estos hijos de la gran...!" - eso ya suena más mejor.
Llamé al taller para ver si había algún médico disponible para mi pobre Gina, que lloraba desconsoladamente en la calle. Acto seguido, pensé llamar a la polícia...pero eso sería darle mi trabajo a otros...
Cuando tenía unos años menos, me moría por que alguna chica me hiciera caso. Cómo eso nunca ocurrió, me compré un coche. Para ser exactos, un Ferrari Dino 246 GTS...todo un clásico. No preguntéis cómo, ni yo mismo me lo creo. El caso es que estaba en el momento justo y en el lugar adecuado...y no, no lo robé, soy el legítimo dueño. Cómo soy un nostálgico, y echo de menos una fémina en mi vida, lo llamo cariñosamente "Gina". Pero alguien ha decidido joderme y ese estúpido alguien ha tenido la genial idea de ensañarse con la pobre Gina. Me acababa de beber un sucedáneo de café (mi especialidad), y salía por la puerta de mi casa cuando exclamé algo que llevaba tiempo queriendo exclamar:
- "¡Maldita sea su estampa!" - dije, alzando un puño agresivamente - "Gina, ¿qué te han hecho? ¿Quién ha sido el desgraciado....?"
Creo que llegué a esperar que el coche me respondiera. Demasiada televisión. Le habían pinchado las ruedas, que ahora estaban sentadas comodamente en los asientos (que habían sido previamente desgarrados), dispuestas para salir de marcha. Alguien debería explicarles que...bah, es igual. Cristales rotos, pintura rallada...pintura muy rallada...puertas arrancadas... Sólo se me ocurre una palabra para definir el conjunto: obsceno. Tan obsceno que sólo pude salirme de mis casillas, y no suelo hacerlo porque ya sabéis aquello de "el que fue a Sevilla, perdió...erm...sus casillas...".
- "¡Mal rayo me parta si no vengo esta afrenta!"
...
Vale. De acuerdo, no hablo así. En realidad dije algo menos shakespiriano...
- "¡Su puta madre! ¡Se van a cagar estos hijos de la gran...!" - eso ya suena más mejor.
Llamé al taller para ver si había algún médico disponible para mi pobre Gina, que lloraba desconsoladamente en la calle. Acto seguido, pensé llamar a la polícia...pero eso sería darle mi trabajo a otros...
Wu Ying Ren 死
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada