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diumenge, 31 d’agost del 2008

Bloody Omaha

"Es una tontería y un error llorar a los hombres que han muerto. En su lugar, deberíamos agradecer a Dios que ellos hayan vivido."

- George S. Patton, general del Ejército de los Estados Unidos (1885-1945)


¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Qué nos ha traído aquí? Y lo que es más importante...¿podré volver a casa después de esto? Es lo único que me importa y puede que hasta sea la razón por la que sigo luchando...Anoche no pude dormir, no hubo forma de conciliar el sueño. Puede que hoy muera. De hecho, puede que dentro de unos instantes ya esté muerto. Y conmigo, muchos de mis compañeros. Esta maldita lancha parece que no va a llegar nunca a su destino, estamos a tiro. Estamos a tiro, estamos a tiro, estamos a tiro...¡Mierda! ¡No pienses en eso, idiota!

6 de junio, 1944. El principio del fin...pero no se sabe de cuál de los dos bandos...Se empiezan a escuchar los disparos enemigos mientras todo el mundo se encoge todo lo que puede para evitar ser alcanzado por uno de ellos. Por desgracia, algunos ya caen muertos o heridos...El capitán intenta darnos fuerzas y nos distrae del miedo dándonos instrucciones. En cuanto la lancha llegue a la playa, todos fuera. Sin pensar, hay que correr hasta el muro de roca, aferrarse a una cuerda y subir hasta arriba del acantilado a toda velocidad. Una vez arriba, cabezas agachadas y disparos certeros. Si alguien se queda sin munición, que recoja el arma de algún compañero muerto...o de algún enemigo muerto si es necesario. "Hoy es el día", dice el capitán.

Y ésas han sido sus últimas palabras. La lancha acaba de llegar a tierra, se ha abierto la rampa y el primer disparo ha sido para su cabeza. Nuestro capitán acaba de morir y nosotros sólo podemos pasar por encima suyo sin detenernos. Corremos sin parar mientras otro par de soldados cae herido y, de repente, todo es blanco y no oigo nada. Por suerte, parece que recupero la visión poco a poco.

-"...tranquilo, soldado..." - me parece oír mientras empiezo a ver una figura sobre mí.

Estoy en el suelo tirado y ahora alcanzo a ver a nuestro médico curándome una pequeña herida en la pierna. Parece ser que me ha explotado una granada bastante cerca...pero sigo vivo.

-"¡Vamos, muchacho! ¡Ya no te sangra la pierna! ¡Con esto podrás aguantar lo que te echen!" - me grita al oído aunque apenas puedo oírle con el ruido de las explosiones.

Me ayuda a incorporarme y se va corriendo a atender a otros heridos. Ahora, mirando al mar, puedo ver los cañones de nuestros buques lanzando fuego de cobertura para distraer a esos nazis y darnos oportunidad de llegar arriba. Más nos vale que esto salga bien...

-"¡Soldado! ¡Aquí ya no hay sitio, somos demasiados! ¡Busque otra cuerda!" - me grita un capitán desde la cuerda que tengo delante, señalando a mi izquierda.

Empiezo a correr hacia la izquierda, pasando por delante de algunas cuerdas. Otro soldado me hace señas para que me acerque a la cuerda que está sujetando.

-"¡Vamos! ¡Aquí hay sitio, arriba!" - me grita.

Antes de mí hay otro par de soldados que comienzan a subir a toda prisa. Ahora es mi turno, cojo la cuerda con las dos manos y empiezo a escalar. Arriba, hoy es el día. Tenemos que conseguir esto. Veo como un par de soldados vigilan arriba para defender a los que suben de los nazis que puedan aparecer, sigo subiendo. Ya estoy arriba, la pared se ha convertido en suelo y en un par de pasos podré soltar la cuerda. Todo esta cubierto por una espesa niebla fruto de los explosivos y la artillería.

-"¡Vamos, no se detenga! ¡Avance hasta la trinchera" - oigo que me gritan instrucciones.

De acuerdo, suelto la cuerda y agarro mi fusil. Empiezo a correr hacia la trinchera que está a unos metros delante de mí. Un momento, ¿que es eso que sale de la niebla?

-"¡Cuidado! ¡Nazis!" - gritan detrás de mí.

Me duele la cabeza...la guerra es tan estúpida...

Wu Ying Ren