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dimecres, 30 de març del 2011

Diario de investigación (VI): Todos y ninguno



"No tengo nada interesante que contar. Evidentemente, no puedo reír recordando algo que no existe. No lo pasé bien aquél día y me da vergüenza revivir cierta situación ridícula. Odio tener que esperar, que no me escuchen y tener que repetir las cosas. Que me digan que no se me oye, que hablo demasiado bajo.

Me gusta el silencio y las cosas pequeñas. Me gusta ver la lluvia caer y oir el sonido del agua fluyendo. Estar solo, pasar desapercibido, pensar.

No me fío de la gente que tiene más amigos que dedos en una mano. No me gusta la gente que necesita salir de fiesta todos los días. No me gustan los horarios, el calor ni tampoco los hospitales. Las aglomeraciones, la gente que habla a gritos, la hipocresía, tener que coger un autobús y que se me escape..."

No, no es otra de esas cintas. Yoko, ésta mañana me ha visitado uno de los pacientes del Doctor. Visiblemente afectado por algo que no ha sabido explicarme. He grabado lo que me ha contado para volver a escucharlo. Tengo que decirte algo inquietante, realmente inquietante: en la grabación hay más cosas.

Se me oye a mí, se oye al paciente...y se oye a alguien más. Ya no sé si es la sugestión que se está apoderando de mí, o si es algún tipo de casualidad. El caso es que empiezo a pensar que aquél hombre sabía de qué estaba hablando cuándo decía que había despertado. Mientras hablamos, se oyen unas voces farfullando algo de fondo. Soy incapaz de entender lo que dicen, aún habiendo escuchado la grabación cientos de veces. Ahora mismo, mientras escribo esto, la escucho de nuevo. He tratado el sonido, filtrando mi voz y la del paciente, y sigo sin entender nada porque se atenúan aún más. En un par de ocasiones, ésas voces de fondo gritan algo, se vuelven violentas. Espera, un segundo, ...


Por detrás de los murmullos se oye otra voz más. O quizás un coro de voces. Una especie de...canto difónico, o similar. En fin, no importa...seguiré investigando en otro momento.

El paciente sufre algún tipo de desdoblamiento de personalidad múltiple, o cómo sea que se denomine. Ha comenzado a explicarme que era un refugiado republicano español, que vino a Japón huyendo de la Guerra Civil y de la dictadura del General Franco. Me ha contado que intentó volver al acabar dicha guerra, pero que la sensación que le producía vivir allí era demasiado...horrible. En el año 1938 había huido de España y, según él, la situación era mucho mejor. Que se sentía triste, amenazado. Que tenía miedo de poner un pie en la calle. Y también de quedarse en casa. Que algo se le derretía por dentro, que algo le quemaba por dentro. Todo a la vez. Que miraba a los ojos a la gente, y sentía cientos de cosas: pena, terror, asco, desconfianza, ... Todas negativas. Me ha contado que, después de unos meses en España, en el año 1953 decidió volver a Japón.

Yoko, no necesito ser un experto en historia de España para saber que éste hombre mentía. Y puedo asegurarlo sin temor a equivocarme: su físico le delata. Ése hombre no es menos japonés que yo. Por otra parte, para haber vivido la Guerra Civil siendo un hombre joven, necesitaría tener unos cien años. Y no tenía más de sesenta. Le he permitido tener el beneficio de la duda. Sin embargo, él mismo ha confesado el crimen más tarde.

Mientras le ofrecía un poco de té, el paciente ha comenzado a explicar que es un refugiado de Iraq. Aseguraba haber vivido un auténtico infierno gobernado por Saddam Hussayn. A partir de aquí, la historia es similar a la anterior.

No sé cuántas versiones diferentes me ha ofrecido. Historias sobre la vida bajo la tiranía incluyendo a gente como Hitler, Ruhollah Khomeini (destacando su parecido con el actor Sean Connery), Stalin o Pinochet. Recuerdo también que ha mencionado a Kim Jong-il, a Benito Mussolini y a Mao Tse-Tung.

Pero lo más sorprendente estaba por llegar, Yoko. Cuándo le he comentado la inconsistencia de su relato, argumentando que había dado varias versiones de la misma historia, ha reaccionado de forma bastante inesperada.

-"Lo sé, hijo." - ha dicho, sonriendo amablemente - "Y entiendo que no seas capaz de comprenderlo. Quizá sea un poco pronto para ti."

-"¿Qué quiere decir? Es humanamente imposible vivir todas esas vidas en una sola."

-"Tú lo has dicho, hijo. Humanamente imposible vivirlas en una sola."

Ante mi incapacidad para siquiera responderle, el anciano ha continuado.

-"Yo soy todas ésas personas, y ninguna de ellas. Al igual que tú, y que todos."

-"¿C...cómo dice?"

-"Y yo pediré cuenta de la sangre de cada uno de ustedes: pediré cuenta de ella a todos los animales, y también pediré cuenta al hombre de la vida de su prójimo."

Volvió a sonreir amablemente y se marchó sin mediar otra palabra. Si Lucy estuviera aquí, ya habría resuelto el enigma. Estoy seguro. 

Wu Ying Ren 死