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dimarts, 26 d’abril del 2011

El contacto

Aquélla noche, mi padre me llevó a una montaña que hay en las afueras de la ciudad. Bueno, a la montaña que HABÍA en las afueras. Recuerdo un cielo precioso y la presencia de todos los vecinos, y de mucha más gente.  Nos acompañaban cientos de aparatos. Estábamos escuchando la radio en directo.
Recuerdo mirar hacia arriba y ver la cara de mi padre en un gesto extraño. A medio camino entre el miedo y la ilusión. Mi padre siempre acertaba.
El locutor anunció un mensaje:
-"Existen. Están aquí. Salgan a recibirlos. Éste es un momento histórico. Y van a comunicarse con nosotros..."
Miré al cielo. Estrellas, nebulosas, galaxias. De repente, un miedo irracional se apoderó de mi sólo con sopesar la imagen del Universo sobre mí. ¿Qué demonios iba a ocurrir? ¿Por qué estamos aquí? Quería correr, huir. Ir a casa. Dormir.
La radio llamó mi atención nuevamente.
-"...estamos en condiciones de oirlos. Bienvenidos, amigos, a la Tierra."
Un silencio gélido respondió al locutor, mi estómago participó de mi miedo. Finalmente una voz, extraña, muy extraña, con gran parsimonia y ausencia de ritmo habló.
-"Saludos..."
Gutural, sin más. Se oía una especie de...jadeo. Helaba la sangre. Transmitía una enorme tristeza.
-"No...no...no podemos evitar..."
No pudimos evitar echarnos a llorar. Jamás olvidaré la imagen de mi padre llorando desconsoladamente. Ni el sonido del llanto, común. La voz del locutor se rompió, también lloraba. Nadie sabía por qué.
-"Es...el fin..." - unas imágenes aparecieron en nuestras mentes - "Enfermos...Os mostramos...el...futuro..."

Wu Ying Ren 死