Querida Mako,
Te enfadaste conmigo porque nunca quiero hablarte sobre mi. Nunca he querido hablar sobre mí con nadie, porque nadie quiere oir hablar de cosas malas. Tu eres la única persona que aparenta interesarse por mí sin importarle las cosas malas que puedan haber dentro de mi alma. Por esa razón, te pido disculpas. Perdóname, no quiero perderte. No creas que es fácil para mí siquiera escribir esas palabras en este papel. Pero quiero decirtelo: no quiero perderte. Y voy a contarte lo que quieres saber. Entenderé que luego sigas sin querer hablarme.
Un día le dije a una chica que la quería y, por un tiempo, conocí eso que llaman felicidad. Desde entonces he estado buscando recuperar esa sensación.
No me gustan las tormentas con truenos y relámpagos. Sin embargo, adoro cuando llueve. Ver el agua caer, dotando de hilo musical al mundo, me hace pensar que, por un momento, mi mundo interior se ha adueñado del mundo exterior. Como si ya no fuera un extraño, y ahora los extraños fueran los demás.
Y mientras llueve dentro de mi, sigo buscando esa sensación perdida en el tiempo. Da la impresión que todo el mundo se está volviendo loco y sólo interesa entregarse a beber las mieles del placer. Pero, ¿qué tienes que hacer cuándo eso no te importa? No es eso lo que yo busco, no es eso lo que necesito. Pero, ¿cómo encontrar a alguien que me dé lo que yo quiero si nadie busca eso mismo? La respuesta es sencilla: no puedes.
Últimamente me estoy dando cuenta que ya no soy como yo creo ser. Dentro de mí algo cambia, como si un veneno avanzara sin encontrar barreras de ningún tipo. Cada día llueve más fuerte, pero es como si me hubiera acostumbrado...¿Se me está petrificando el alma? ¿O quizás solo intento defenderme? No lo sé, pero si sólo pudiera encontrar a esa persona especial...puede que ella pudiera reparar todo ese daño acumulado durante años y devolver a mi alma la vida que ha perdido. ¿Qué piensas tú, Mako? Ojalá tuviera la respuesta...
Te agradezco todo lo que haces por mí, nadie más se preocupa. Pero yo soy un patoso idiota, que sólo sabe encerrarse y nunca te trato como te mereces. Ni tampoco te devuelvo nada de lo que me das. Mi infructuosa búsqueda no parece ya importarme, pues segundos después de interesarme por alguien mi mente encuentra miles de pegas y pierdo el interés.
Dime Mako, ¿alguna vez has estado enamorada de alguien? Yo ya no alcanzo a saber si lo he estado. Si alguna vez te enamoras de alguien, díselo a esa afortunada existencia. Aunque no te corresponda. Imagina que es un pobre idiota como este triste soñador, y no se atreve a confesarte que ha recibido la flecha de Eros que lleva tu nombre escrito.
Desde que te conocí, has dado luz a mis días y no sé cómo voy a poder pagartelo. Para empezar a saldar mi deuda, he querido darte una parte de mí, la que no confía en nadie...seguro que tú sabrás cuidar de ella mejor que yo. Sólo espero que, después de leer esta carta, puedas perdonarme y, aunque nada será como antes...al menos seguiré teniendo la esperanza de que ,algún día, encontraré a esa persona.
De un idiota arrepentido,
Te enfadaste conmigo porque nunca quiero hablarte sobre mi. Nunca he querido hablar sobre mí con nadie, porque nadie quiere oir hablar de cosas malas. Tu eres la única persona que aparenta interesarse por mí sin importarle las cosas malas que puedan haber dentro de mi alma. Por esa razón, te pido disculpas. Perdóname, no quiero perderte. No creas que es fácil para mí siquiera escribir esas palabras en este papel. Pero quiero decirtelo: no quiero perderte. Y voy a contarte lo que quieres saber. Entenderé que luego sigas sin querer hablarme.
Un día le dije a una chica que la quería y, por un tiempo, conocí eso que llaman felicidad. Desde entonces he estado buscando recuperar esa sensación.
No me gustan las tormentas con truenos y relámpagos. Sin embargo, adoro cuando llueve. Ver el agua caer, dotando de hilo musical al mundo, me hace pensar que, por un momento, mi mundo interior se ha adueñado del mundo exterior. Como si ya no fuera un extraño, y ahora los extraños fueran los demás.
Y mientras llueve dentro de mi, sigo buscando esa sensación perdida en el tiempo. Da la impresión que todo el mundo se está volviendo loco y sólo interesa entregarse a beber las mieles del placer. Pero, ¿qué tienes que hacer cuándo eso no te importa? No es eso lo que yo busco, no es eso lo que necesito. Pero, ¿cómo encontrar a alguien que me dé lo que yo quiero si nadie busca eso mismo? La respuesta es sencilla: no puedes.
Últimamente me estoy dando cuenta que ya no soy como yo creo ser. Dentro de mí algo cambia, como si un veneno avanzara sin encontrar barreras de ningún tipo. Cada día llueve más fuerte, pero es como si me hubiera acostumbrado...¿Se me está petrificando el alma? ¿O quizás solo intento defenderme? No lo sé, pero si sólo pudiera encontrar a esa persona especial...puede que ella pudiera reparar todo ese daño acumulado durante años y devolver a mi alma la vida que ha perdido. ¿Qué piensas tú, Mako? Ojalá tuviera la respuesta...
Te agradezco todo lo que haces por mí, nadie más se preocupa. Pero yo soy un patoso idiota, que sólo sabe encerrarse y nunca te trato como te mereces. Ni tampoco te devuelvo nada de lo que me das. Mi infructuosa búsqueda no parece ya importarme, pues segundos después de interesarme por alguien mi mente encuentra miles de pegas y pierdo el interés.
Dime Mako, ¿alguna vez has estado enamorada de alguien? Yo ya no alcanzo a saber si lo he estado. Si alguna vez te enamoras de alguien, díselo a esa afortunada existencia. Aunque no te corresponda. Imagina que es un pobre idiota como este triste soñador, y no se atreve a confesarte que ha recibido la flecha de Eros que lleva tu nombre escrito.
Desde que te conocí, has dado luz a mis días y no sé cómo voy a poder pagartelo. Para empezar a saldar mi deuda, he querido darte una parte de mí, la que no confía en nadie...seguro que tú sabrás cuidar de ella mejor que yo. Sólo espero que, después de leer esta carta, puedas perdonarme y, aunque nada será como antes...al menos seguiré teniendo la esperanza de que ,algún día, encontraré a esa persona.
De un idiota arrepentido,
Taku
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