Parece ser que el concepto de España, concretamente el suyo, se entiende mejor desde fuera que desde dentro. Pues le diré algo señor Gaitán. No sé cómo está el tema en Euskadi o Galicia ya que nunca he estado allí pero usted, desde (creo) Málaga, está dando su concepto de Catalunya que no es, ni de lejos, realista. Y le diré por qué. Soy catalán, y desde pequeñito que hablo castellano. Hasta se podría decir que es mi lengua materna. Sí, sí, mi lengua materna, yo pienso en castellano. ¡Y escribo un blog en castellano! ¡Menudo engendro! Pero es cuando leo este tipo de cosas que me arrepiento de no hacerlo en catalán. ¿Y sabe qué? Probablemente mis primeras palabras fueron en castellano, no tengo tan buena memoria como usted, pero es que tampoco pude elegir si prefería el checo o el swahili. El bilingüismo no es tal, porque mucha gente no conoce o no quiere conocer el catalán. ¿Para qué? Si entienden castellano, ¿para qué quieren el catalán? Pues porque es nuestra lengua, oiga. Nuestra lengua. La de nuestro país (aunque ya no exista como tal), la que se hablaba en el principado catalán (cuando aún existía). Si alguien quisiera imponer el francés en España, los españoles seguiríamos hablando castellano aunque tuviera que ser bajo tierra. ¿Por qué? Porque es nuestra lengua. Creo que se puede entender que la situación catalana es la misma. A no ser que pretendan imponer el castellano, claro...
Aquí, la práctica totalidad de la prensa se edita en castellano, los carteles y anuncios están generalmente en castellano, la gente se expresa en castellano sin problemas y a usted señor Gaitán, si viene, le atenderan en castellano y le darán la bienvenida en castellano. Porque en la escuela, nos enseñan castellano. Y también catalán. E inglés. Oiga, ¡tres idiomas! ¿Por qué no se queja usted de que nos enseñan inglés desde pequeñitos? Creo que en el resto de España no era así hasta hace poco. Sin embargo, seguro que hasta le parece una gran idea. ¡Pero nos quita preciosas horas de enseñanza en la lengua del Estado! Lengua que, como ya he dicho, nos rodea, invadiendo el espacio vital de la lengua nativa. A veces he oído tonterías como que aquí se obliga a utilizar el catalán...yo les diría que pierdan el miedo y visiten la región. Puede que les abra los ojos. Por supuesto encontrarán gente extremista que no quiera ni oír hablar del castellano. Pero de esos hay en todos lados.
Su discurso centralista está pasado de moda. La gracia del concepto de España, inventado más tarde de lo que usted cree, es precisamente que no es una, grande y libre. La diversidad enriquece, aunque usted y sus colegas se encierren en lo contrario. Yo siempre digo que aprender otra lengua es como encontrar un tesoro. ¿Usted aprendería catalán sin rechistar como yo aprendí castellano?
Defienda usted su idioma, enciérrese en él. Me gustaría saber por qué no lo defiende de amenazas mayores y, sin embargo, se centra en atacar a minorías. ¿Será por puro odio? No, no puede ser, ¿verdad? Odio entre compatriotas, ¡qué tontería! Si llevamos cinco siglos de unión política y administrativa sin una sola guerra civil...¿o hubo alguna?
Aunque nunca va a leerlo, señor Gaitán, quiero que aún me odie más. Póngase en situación. 1924, la dictablanda de Primo de Rivera perseguía al catalán como en sus mejores sueños,. Ciento dieciocho escritores en lengua castellana, algunos tan conocidos como Lorca, Ortega y Gasset o Azorín (por nombrar algunos), escriben solicitando al Directorio Militar el cese de las persecuciones:
EXCMO. SR. PRESIDENTE DEL DIRECTORIO MILITAR:
Los abajo firmantes, escritores en lengua castellana, que sentimos profundamente los merecimientos históricos de nuestro idioma y que apreciamos en todo su valor como insuperable vehículo para la difusión del pensamiento a través del mundo civilizado, nos dirigimos respetuosamente a V. E. para expresarle nuestro sentir con ocasión de las medidas de gobierno que por razones políticas se han tomado acerca del uso de la lengua catalana.
Es el idioma la expresión más íntima y característica de la espiritualidad de un pueblo, y nosotros, ante el temor de que esas disposiciones puedan haber herido la sensibilidad del pueblo catalán, creando para lo futuro un abismo de rencores imposible de salvar, queremos, con un gesto fraternal, ofrecer a los escritores de Cataluña la seguridad de nuestra admiración y de nuestro respeto para el idioma hermano.
El simple hecho biológico de la existencia de una lengua, obra admirable de la naturaleza y de la cultura humana, es algo siempre acreedor al respeto y a la simpatía de todos los espiritus cultivados.
Nosotros debemos, además, pensar que las glorias de Cataluña son glorias españolas, y que los títulos históricos más altos que podemos presentar para ser considerados como potencia mediterránea se los debemos, en gran parte, al pueblo catalán, que hizo de la Barcelona medieval un emporio de riqueza capaz de competir con las repúblicas italianas, que creó una cultura admirable, que supo dar leyes de mar y cuya lengua inmortal resonó entre el fragor de las batallas ante las ruinas sagradas del Partenón, y sirvió para que en ella hablara por vez primera la filosofia nacional por boca de Raimundo Lulio, y fuesen cantadas las efusiones misticas del amor humano en los versos imperecederos de Ausias March.
El renacer de las literaturas regionales, que se produce como una de las consecuencias de la ideologia romántica, hizo florecer en Cataluña una literatura a la que pertenecen autores como Verdaguer y Maragall, que son primeras figuras de la literatura española del siglo XIX.Y nosotros no podemos tampoco olvidar que de Cataluña hemos recibido altísimas pruebas de comprensión y cariño, hasta el punto de que un insigne patriota catalán, amante fervoroso de la tradición española, el gran Milá y Fontanals, abrió con llave de oro el obscuro arcano de las manifestaciones artísticas más genuinas y características del pueblo castellano.
Creemos cumplir un deber de patriotismo diciéndole a Cataluña que las glorias de su idioma viven perennes en la admiración de todos nosotros y que serán eternas mientras exista en España el culto del amor desinteresado a la belleza.Madrid, marzo de 1924.
.Pedro Sáinz, E. Gómez de Baquero, A. Bonilla San Martín, Gregorio Marañón. Angel Ossorio y Gallardo, Pedro Mata, Antonio Jaén, Tomás Borrás, Angel Herrera, Jaime Torrubiano Ripoll, R. Menéndez Pidal, Alvaro de Albornoz, Concha Espina, Augusto Barcia, V. García Martí, Conde de Vallellano, José Ortega y Gasset, Miguel Herrero, Luis de Zulueta, Domingo Barnés, Francisco Vighi, Pedro de Répide, León de las Casas, Joaquín Belda, José G. Alvarez Ude, Luis Giménez de Asúa, Luis Ruiz Contreras, Félix Lorenzo, Fabián Vidal , Gabriel Maura, Vicente Machimbarrena, Gregorio Martínez Sierra, Lorenzo Barrio y Morayta, Andrés González Blanco, José Toral, Luis Araujo Costa, Mercedes Gaibrois de Ballesteros, Fernando de los Ríos, Azorín, Manuel Pedroso, Luis Bello, José M.a Sacristán, Cristóbal de Castro, José Giral, Melchor Fernández Almagro, Ramón Gómez de Laserna, Manuel Bueno, Antonio Espina, Antonio Zozaya, F. García Lorca, F. Rivera Pastor, Alberto Insúa, Honorato Castro, Luis de Tapia, Luis Araquistain, Gustavo Pittaluga, E. Paúl Almarza, Juan de la Encina, José García Mercadal, Angel Lázaro, Bernardo Acha, Artemio Precioso, F. Escrivá, José Gutiérrez Solana, Jacinto Grau, Juan Pujol, José Ruiz Castillo, P. de Ciria Escalante, José Albiñana, Dr. García del Real, Gabriel Franco, Salvador Pascual, Eduardo Ortega Gasset, Carlos Pereira, Juan Guixé ,Leopoldo Bejarano, José Canalejas, Guillermo de la Torre, M García Cortés, Adolfo A. Buylla, P.A. Balbontín, Isaac del Vando-Villar, Cayetano Alcázar, Mauricio Paraísso, Rafael Urbano, Julio Cañada, Antonio Guisasola, Antonio Dubois, José Sánchez Rojas, José Antón, F. Madariaga, Luis de Hoyos Sáiz, Hipólito Jimneno, Luis G. Bilbao, Andrés Ovejero, Manuel Azaña, Claudio Sánchez Albornoz, Conde de las Navas, Luis Palomo, F. Arévalo Salto, Luis G. Urbina, Luis G. Andrade, F.de Bustamante, A. Pérez Serrano, Tommás Elorrieta, Manuel Hilario Ayuso, Eduardo Barriovero, Manuel Antón, J. Jordán de Urries, Juan Hurlado, Ramón Pérez de Ayala, J. Villalba, Alvaro Calvo, Marqués de Lozoya, Angel Torres de Alamo, Francisco de Viu, Luis Fernández Adravín y Alberto Marín Alcalde.
Parece que en 1924 se reconocían cosas que ahora parecen imposibles. Pero esos eran otros tiempos...¿o no?
Si lee esto, tiene permiso para rebatir, difamar o utilizarlo como ejemplo de nacionalismo radical. Otra cosa es que tenga razón.
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