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dijous, 6 de març del 2008

Te llamé por tu nombre...

...y saliste corriendo. Porque es lo único que sabes hacer: huir. Huir es tu vida y huyendo quieres vivir. Ni te molestas en plantearte si deberías dejar de hacerlo. Sentiste miedo al ver que te había reconocido, al ver que sé quién eres. Pues bien, corre. Corre todo lo que puedas. Corre hasta que te revienten los pulmones. Corre hasta que la extenuación se apodere de ti y deje vía libre a tu desesperación. Cuando mires atrás...allí estaré yo. Porque no voy a dejar de perseguirte...


Allí estaré yo, y tú me verás desde el suelo. Tal será tu cansancio que no podrás moverte. Pero yo estaré cada vez más cerca de ti. Y cuando sólo puedas verme los pies, descubrirás quién soy. Entonces sólo te quedarán tus ruegos. No sabes lo que quiero, ¿verdad? Claro que no. Aún así, rogarás por tu vida, me pedirás que me vaya, que te deje. Quizá lo haga...o puede que no. Porque ya te habré atrapado...


¿Que me dices? ¿Crees que te dejaré marchar? ¿Por qué tienes miedo? No he dicho que quiera hacerte daño, ¿o sí? ¿Dije yo eso? Ahora me estás mirando a los ojos, me he agachado. Que frío hace de repente, ¿no? ¿O sólo te lo parece? Yo puedo ver los tuyos, estás a mi merced...


Wu Ying Ren